2 días en San Francisco

Atardecer en San Francisco con el Golden Gate al fondo

Los increíbles desniveles de San Francisco son quizá lo que más diferencia a esta ciudad de cualquier otra urbe americana. También su preciosa bahía. Y como no, el omnipresente Golden Gate.

Después de salir del bonito pueblo de Dunsmuir (ver entrada anterior), en el norte de California, llegábamos al centro de San Francisco a primera hora de la tarde. Habíamos dejado el coche en el aeropuerto y llegado a la ciudad utilizando el BART (Bay Area Rapid Transit). Así evitamos pasar más de dos horas para llegar al centro y ahorramos bastante más que cogiendo un taxi. En resumen, es económico, cómodo y rápido. Nosotros lo cogimos desde el aeropuerto de Oakland hasta el distrito financiero del centro de San Francisco. Una vez allí, ya sí subimos a un taxi hasta nuestro alojamiento, un pequeño piso alquilado a través de Air bnb.

San Francisco, la bahía el Golden Gate vistos desde apartamento en Pacific St.
Vistas al Golden Gate desde la ventana – Copyright Roser M.

Situado entre las calles de Pacific y Hyde, era un pequeño apartamento con unas vistas excelentes a la bahía y el Golden Gate. Con una ubicación ideal, cerca de Lombard Street y de la zona de entretenimiento del puerto. Pero eso era todo. Si alquiláis algo similar cuando llega el verano y sois entes que huyen del calor, Ojo!. Estos pequeños apartamentos pueden ser muy atractivos en la foto, pero tienen mala ventilación (muchas ventanas, por lo viejas que son, no se pueden abrir) y son extremadamente calurosos. El nuestro se encontraba en un edificio muy antiguo, con toda la entrada y las escaleras inexplicablemente enmoquetadas. Os podéis imaginar cómo puede oler un rellano con moqueta que con cada paso suelta una sospechosa polvareda. Si todo esto os da igual, tendréis la posibilidad de pasar unos días en una antigua casa de San Francisco y, si apetece, cocinar en el apartamento.

Esa noche no fue el caso. Después de descansar un poco después de un trayecto de más de cuatro horas desde el norte de California, nos dirigimos caminando hasta la zona del puerto, cerca del Hyde St Pier. Hicimos algún alto para hacer fotos del atardecer en la ciudad, con su famoso tranvía de fondo, el Cable Car. También paramos junto a toda la horda de turistas que como nosotros quería fotografiar Lombard Street. Y en una corta caminata llegábamos a Jefferson St., una zona llena de tiendas, restaurantes y locales de entretenimiento. Los antiguos edificios de ladrillo rojo son los más llamativos de la zona. Los demás son construcciones más modernas, llenas de luces que tienen como misión atraer al visitante que deambula por esa calle.

San Francisco, Lombard Street, calle, casas, árboles, había
San Francisco desde Lombard Street – CC RM

Como estábamos realmente cansados del viaje nosotros no deambulamos mucho. Nos decidimos bastante rápido por la terraza de un restaurante italiano: el Cioppino’s. Las luces cálidas y el clima agradable  de la noche compensaban un poco la comida bastante normalita y cara. Pero es lo que tiene entrar a cenar a este tipo de establecimientos situados en pleno centro turístico. Ya vas un poco preparado para lo que vas a encontrar.

Cenando en el restaurante Cioppino's
Cenando en el restaurante Cioppino’s

La visita al Golden Gate

A la mañana siguiente teníamos claro que nuestro primer destino en la ciudad iba a ser el Golden Gate. Pero antes entramos a desayunar a una cafetería que parecía patrocinada por Apple. Todos los comensales sentados en las mesas iban acompañados por su portátil con el logo de la manzana. Después de tomar un buen zumo de naranja con unos croissants, nos pusimos a buscar taxi. Encontrarlo nos costó más de lo que pensábamos. Un cuarto de hora después nos dirigíamos al icónico puente trasladados por un taxista con ínfulas de conductor de fórmula 1.

Podría escribir líneas y líneas sobre historia y dificultades de la construcción del Golden Gate. Cualquier guía de viajes os proporcionará datos y fechas. Lo que quiero destacar es que si todavía a día de hoy es una gran obra de ingeniería, sólo cabe imaginar lo que supuso su construcción en los años 30. O el orgullo que debían sentir aquellos habitantes de la ciudad cuando contemplaban aquel gigante rojo conectando la bahía.

Puente Golden Gate en la bahía de San Francisco
Golden Gate – CC RM

No todo el mundo quería el puente. La compañía Southern Pacific no quería perder todo el tráfico que le reportaban los ferries entre la bahía. El ejército creía que, en caso de ataque bélico, el desmoronamiento del puente podía crear una barrera para los barcos. Grupos ecologistas se oponían por el impacto medioambiental de una estructura de ese tamaño.

Pero también existían múltiples intereses para crearlo. Y un gran apoyo popular que en 1923 utilizaba la consigna «Unamos la entrada». En 1933 comenzaba la construcción del puente. Una megaestructura con toques Art Deco que se ha convertido en uno de los puentes más famosos del mundo. Si quieres saber más sobre su historia puedes hacerlo en su página oficial: goldengate.org

Una vez deambulamos por sus alrededores decidimos cruzar caminando hasta la mitad del puente. Se podría pensar que lo más molesto de entrar en el Golden Gate puede ser el ruido de los coches. Pero no es así.  Tampoco es la gente que va caminando tranquilamente, haciendo fotos, mirando embelesada la estructura sobre la había. No. Lo peor es el segway. Un pequeño espacio para que pasen los peatones se ha convertido en una carretera para segway. Creo que hacer turismo montado en uno de estos vehículos para evitar andar es para hacérselo mirar… Pero en fin. Conseguimos llegar casi a la mitad del Golden Gate y ver la estructura de las torres sobre el agua. Vale la pena.

El Golden Gate cubierto con un poco de niebla.
Golden Gate – CC RM
Una de las torres del Golden Gate, en San Francisco
Una torre del Golden Gate – CC DG

Desde el emplazamiento del Golden Gate hay otras vistas interesantes. En un día claro se puede ver el skyline de toda la ciudad de San Francisco. Y si quieres adentrarte un poco en la naturaleza sólo tienes que andar unos pasos hacia el sur. Desde allí sale un trail que bordea la costa y llega hasta Baker Beach. Si vas a estar varios días en la ciudad parece un recorrido apetecible.

Vistas del skyline de la ciudad de San Francisco desde el Golden Gate
Vista del Skyline de San Francisco desde el Golden Gate – CC RM
Vistas a Baker Beach, en San Francisco
Vistas a Baker Beach – CC RM

Después de la visita al Golden Gate se nos ocurrió que lo mejor para movernos por la ciudad sin complicarnos mucho la vida era coger uno de esos autobuses descubiertos Hop-On Hop-Off. La verdad es que cuando los veía por Barcelona nunca entendí muy bien porqué alguien querría coger ese transporte. Pero tiene su gracia. Si vas a pasar muy poco tiempo en una ciudad y quieres ver más de un par o tres de áreas, estos autobuses te pasearán por multitud de barrios con un guía que te explicará más o menos cada zona. Además tienes la posibilidad de bajarte en cada barrio/distrito por el que pases y coger otro autobús cuando acabes tu visita. Cada 15 minutos más o menos pasa uno. Pero son caros. Sólo si los vas a aprovechar durante el día vale la pena cogerlo. Porque cobran como unos 45-50 Euros x persona.

Portal de una casa antigua en San Francisco
En ruta con el autobús turístico
San Francisco Asian Art Musem
Entrada del San Francisco Asian Art Museum – CC RM
Un huerto urbano en el barrio de Tenderloin
Un huerto urbano en el barrio de Tenderloin – CC RM

Chinatown

Después de estar más de una hora subidos al autobús, decidimos bajarnos en la calle más conocida y turística del Barrio Chino de San Francisco. Grant Ave. es la calle más adornada del barrio, un poco decorado de película, llena de farolillos rojos suspendidos entre los balcones. Al verdadero Chinatown entraríamos más tarde ese día por accidente.

Recorrimos la calle de arriba a abajo mirando tiendas e intentando elegir un restaurante chino para comer. No quería irme de San Francisco sin haber probado la comida en uno de esos locales. Y no salí decepcionada. El que elegimos era pequeño, con mesas de melamina y decoración barata. Pero la comida estaba muy buena y era económica. No puedo acordarme del nombre del local, aunque supongo que muchos de los restaurantes que hay en esa calle deben ser del estilo. Ah! Al acabar la comida te dan galletita de la suerte 🙂

La calle más turística del barrio chino de San Francisco
Chinatown en San Francisco – CC RM
Cables del tranvía de San Francisco
De camino al Pier 39 – CC RM

El Pier 39

Después de volver a subir al autobús y pasearnos en su cubierta una media hora más decidimos bajarnos en la zona del famoso Pier 39. Esta parte del puerto es un área extremadamente turística, llena de todo tipo de comercios y restaurantes, y diría que es donde más aglomeración de gente vimos paseando arriba y abajo. Pero que eso no os desanime para llegar hasta allí. Si no vais con la idea de ir de compras, pasad de las tiendas y caminad directamente hasta el final del Pier 39. Allí encontraréis a la famosa colonia de leones marinos que lleva viviendo en el puerto desde finales de 1989. El porqué estos increíbles animales tienen como hogar el puerto de San Francisco es una curiosa historia.

En Octubre de 1989 el terremoto de Loma Prieta golpeaba San Francisco, y poco después algunos leones marinos empezaban a dejarse ver por el Pier 39. En Enero de 1990, los inquilinos del muelle ven estupefactos cómo estos mamíferos empiezan a llegar en masa. El personal de Marina entra rápidamente en contacto con «The Marine Mammal Center», organización dedicada al cuidado y protección de mamíferos marinos, para que les aconsejen cómo desalojar a estos nuevos vecinos. Pero después de mucho debate, los expertos recomiendan que no se les eche de su nueva casa. Y ahí siguen 🙂 Tienen mucha comida en la bahía, están protegidos de los depredadores y nadie los puede molestar. Seguro que te encantará verlos!

Leones marinos en el Pier 39, puerto de San Francisco, descansando al sol
Leones marinos descansando al sol en el Pier 39 – CC RM

Desde el Pier 39 también hay una buenas vistas de Alcatraz. No habíamos reservado con antelación y no pudimos visitar la isla. Para hacer un tour por la isla de Alcatraz hay que comprar los billetes con mucho tiempo.

Isla de Alcatraz vista desde el Pier 39 en San Francisco
Vistas de Alcatraz desde el Pier 39 – CC RM

El verdadero Chinatown

Después de pasar bastante rato contemplando a los magníficos leones marinos decidimos volver caminando a casa. Había unos 2,5 km de distancia hasta nuestro apartamento, en Pacific Avenue. Así podríamos recorrer otras calles de San Francisco y además encontrar una tienda donde comprar una lechuga que nos faltaba para la cena 🙂 Pero no sabíamos que en nuestra ruta íbamos a entrar en el verdadero barrio chino. Una amalgama de tiendas con todo tipo de comestibles, muchos exóticos. Unos escaparates donde podías ver una oferta de un collar de perlas junto a un pato desplumado colgando de un gancho. Combinaciones cuando menos bastante estrafalarias.

En Stockton Street no vimos ni un turista. De hecho parecía que nos habíamos trasladado a otra ciudad. La verdad es que estaba tan embelesada mirando escaparates y a mi alrededor que olvidé sacar la cámara. Eso sí, conseguimos nuestra lechuga en una de las tiendas del barrio.

No es de extrañar que de golpe nos pareciera estar en otro país, ya que este es el barrio chino más antiguo de Norteamérica y la comunidad china más numerosa fuera de Asia. Sus orígenes se remontan a la llegada de ciudadanos chinos para trabajar en las minas de oro de California o en la construcción del ferrocarril.

Haciendo la cena en el apartamento

Hyde Street Pier

La mañana siguiente era la última que íbamos a pasar en la ciudad. Esa tarde-noche nuestro vuelo salía hacia Barcelona. Como la vuelta a casa, y más si son muchas horas, es de por sí ajetreada, decidimos tomarnos el día con mucha calma. Después de almorzar algo en el bar de la esquina volvíamos hacia el puerto. Pero esta vez para ver barcos antiguos en el Hyde Street Pier. Este muelle forma parte de la red de parques nacionales históricos de California. La entrada cuesta 10 dólares por persona. Y vale mucho la pena.

Playa al lado del Hyde Street Pier en San Francisco
Playa al lado del Hyde Street Pier – CC RM
Entrada al Hyde Street Pier en San Francisco
Entrada a Hyde St Pier – CC RM

Hyde Street Pier fue construido en 1922 para los ferries con coches que cruzaban la bahía entre San Francisco y Sausalito. Hasta la apertura del Golden Gate en 1937, esta ruta también formaba parte de la Highway 101.

Durante la visita podrás entrar en los barcos y visitarlos tranquilamente por tu cuenta. En el Eureka, un enorme ferry que cruzaba la bahía, hay una exposición de coches antiguos, aparcados tal y como debieron estarlo en su momento. Y como extra: los leones marinos también han llegado a esta parte del puerto. Me preguntaba qué debía hacer un inquilino cuando se encontraba con uno de ellos en el muelle…

Sala de máquinas en Hyde Street Pier
Sala de máquinas en el ferry Eureka – CC DG
Coches antiguos en Hyde Street
Coches antiguos en el ferry Eureka – CC RM
Leones marinos al lado de un barco de pesca en San Francisco
Leones marinos al lado de un barco de pesca – DG

Y así nos despedíamos de San Francisco y de California. Hasta la próxima!

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