Desde que hace unos años me topara con la interesante historia de esta estación, tenía pendiente una visita a ese lugar emblemático. Así, aprovechando unos días de fiesta el pasado Marzo hicimos una escapada a Canfranc, en el Pirineo Aragonés.
Por las fotos que solemos ver en la red, puede dar la impresión de que la estación está aislada, totalmente abandonada y sin un alma alrededor. No es así. La estación de tren está ubicada en un núcleo de población rebautizado como Canfranc-Estación, antigua villa de Canfranc y Los Arañones.
La verdad es que la estación está en un lugar privilegiado, rodeada de naturaleza y agua, y cuya altitud, 1.194 metros, le brinda la posibilidad de estar rodeada de montañas nevadas durante buena parte del año.
Diseñada por el arquitecto Fernando Ramírez de Dampierre, el resultado fue un bonito edificio de corte clásico francés con elementos art déco. Un edificio de hormigón armado y hierro cuyos protagonistas son una gran multitud de pilastras, ventanales y la pizarra que corona los tejados de la estación.
La que fue durante unos años la estación internacional de los Pirineos tenía como fin comunicar España y Francia por el túnel de Somport. El primer convenio entre los dos países se firmaba en 1904 y confería doble nacionalidad a Canfranc, y por eso, aunque la estación se encuentre a 8 km. de la frontera sus habitantes son hasta hoy día tanto españoles como franceses. Todavía hay policías y gendarmes, y los habitantes de la población pueden estudiar en colegios franceses.
Las obras de esta vía ferroviaria contaron con no pocas dificultades. Para que las avalanchas no acabaran con la vida en el valle, durante esos años se construyeron cientos de diques y se plantaron varios millones de árboles. La decisión de establecer en Canfranc la estación internacional obligó al estado a tomar medidas para prevenir este tipo de accidentes. Se levantaron decenas de puentes sobre los valles y se excavaron túneles gigantescos. Después de varios retrasos debidos a la I Guerra Mundial, la estación finalmente fue inaugurada en Julio de 1928 por Alfonso XIII y el presidente de la República Francesa Gaston Doumergue. Se abría la conexión ferroviaria por los Pirineos entre los dos países.
Durante la II Guerra Mundial, como Canfranc se considera también territorio francés, hubo un destacamento de nazis en el pueblo que incluía fuerzas de la Gestapo, la policía secreta de la Alemania Nazi. La estación de esos años sería digno escenario de una película como Casablanca, pues por allí pasaron policías locales, soldados, espías aliados, judíos que huían de las SS, toneladas de oro del expolio nazi y contrabandistas.
Uno de los personajes míticos de la estación fue Albert Le Lay. Jefe de la aduana francesa en el paso fronterizo de la estación, simuló colaborar en el transporte del oro nazi a España; una tapadera que le ayudó a organizar una red que permitió a huir a cientos de refugiados, muchos de ellos judíos, de la Francia ocupada. Si queréis saber más sobre Albert Le Lay, el apodado Rey de Canfranc, podéis ver la siguiente película documental estrenada en 2013. Aquí dejo el link al tráiler de la película: https://www.youtube.com/watch?v=wsGmjuo7Ql0
Otro de los nombres míticos ligados a la estación fue el de Lola Pardo (1926-2015). Su historia salió a la luz por una serie de acontecimientos. En el año 2002, un conductor y guía turístico francés recogía unos papeles esparcidos por el suelo de la estación. Según su declaración: «Vi un boletín de movimiento de viajeros de los años 40 y me hizo gracia, porque todo eran ceros. Me los metí en el bolsillo y dejé el resto. Llegando a casa [vive en Oloron, ya en la Francia Pirenaica] saqué los papeles del bolsillo y veo lo del oro. Se me paró el corazón. Había leído cosas sobre el oro nazi. Entonces, esa misma noche, volví allí por los demás». Después de este episodio Renfe recogió todos los papeles que seguían yaciendo desperdigados por los edificios de la estación y los trasladó a Madrid. Según nuestro guía en la estación, de momento esta documentación no se puede consultar.
A raíz de ese descubrimiento Ramón J. Campo publicó el libro “El Oro de Canfranc”. Fue en Abril de 2002, después de la presentación del libro en la propia población de Canfranc, cuando la historia de Lola Pardo salió a la luz. Debió de dejarlos a todos atónitos al decir: «Donde usted pone el punto y final, yo puedo contarle la continuación de la historia porque colaboré con mis hermanas con monsieur Le Lay en llevar secretos de los aliados«.
*El Oro de Canfranc – http://www.redaragon.com/cultura/librosydiscos/default.asp?ac=mo&id=171
Con tan sólo 17 años, Lola Pardo actuó como espía de los aliados entre 1940 y 1943. Acompañada de su hermana Pilar, escondían documentos en la faja y los entregaban a otro contacto en Zaragoza, el páter Planillos, un cura militar. Historias increíbles como esta se sucedieron en la Estación Internacional de Canfranc, quizá algunas de ellas todavía escondidas en esos legajos abandonados en salas oscuras y húmedas durante tantos años.
Si queréis saber más sobre la historia de la estación aquí os dejo un link al blog La Iguana Juana. Podréis leer la historia de Canfranc fantásticamente plasmada: http://la-iguana-juana.blogspot.com.es/2014/01/rincones-de-aragon-la-estacion-de.html
A raíz del interés por su historia y su papel en la guerra, en el año 2002 se decide declarar Bien de Interés Cultural a la estación. En ese momento Renfe deja las obras de reestructuración que estaba haciendo y el edificio principal de la estación pasa a manos del Gobierno de Aragón, que se lleva una terrible sorpresa, pues del interior de la estación sólo queda en pie el hall principal. Todo lo demás (había tres plantas en todo el edificio), había sido derruido. Durante estos años se han llevado a cabo varias rehabilitaciones que se pueden consultar aquí. http://www.patrimonioculturaldearagon.es/bienes-culturales/estacion-internacional-canfranc
En cuanto a la circulación de trenes por sus vías, el accidente del puente de Estanguet en 1970 interrumpió la circulación de trenes entre Canfranc y Francia, pero según CREFCO (Coordinadora para la Reapertura del Ferrocarril Canfranc-Oloron) hubo otras razones añadidas: “Terminada la segunda guerra mundial, Francia tenía su economía tan destrozada como España, por lo que el tráfico siguió siendo escaso. Habría que esperar a los años cincuenta y sesenta para que el comercio de productos agroalimentarios activase el transporte de mercancías por el ferrocarril de Canfranc. España exportaba cítricos y Francia maíz. Los trenes naranjeros dieron vida a nuestra línea (y también a la Sagunto-Zaragoza) hasta que se implantó la “Iberia Tariff”, que abarataba el transporte de frutas y hortalizas españolas por Europa. Al quedar excluido el paso de Canfranc de esa tarifa, la importación de maíz francés quedó como casi el único tráfico”
*Hay que añadir que según nos comentó el guía durante la visita, a ello se añadió la dificultad de transportar la fruta a mucha altura, ya que podía llegar en mal estado a destino.
Si hoy quieres llegar en tren a la Estación de Canfranc puedes hacerlo desde Zaragoza, desde donde salen dos trenes diarios cuyo recorrido es de cuatro horas.
Para realizar una visita a la estación: http://www.canfranc.es/agenda_ficha.php?id_fich=695