Además de ser un país que tenemos cerca, nunca me canso de visitar Francia. Su pequeños pueblecitos de piedra; sus castillos, presentes en todo el territorio; su naturaleza serena pero cambiante, que te incita a conocer sus diferentes «departaments». Esta vez tocaba l’Aveyron.
Finales de Marzo es una buena época para visitar esta zona del Midi-Pyrénées. La temperatura es ideal para caminar, y apenas hay turismo que inunde las calles empedradas. Valga decir que el Aveyron no es de los puntos más conocidos de Francia. Al no formar parte de los circuitos más habituales que se ofrecen (que suelen centrarse más en la capital, el Valle del Loira o la Costa Azul) no existe un turismo masivo. Aunque hay excepciones. En Conques, por ejemplo, unos peregrinos que estaban haciendo el Camino de Santiago francés nos explicaron que en pleno verano era imposible caminar por esas calles.
El único inconveniente de viajar en estas fechas es que en muchos casos, hasta Abril o Mayo no abrían algunos castillos, museos o cuevas. Por lo que es recomendable estar enterado de los horarios de apertura antes de presentarse a realizar una visita y encontrarse con una puerta cerrada.
Belcastel
Elegimos Belcastel para pasar las tres noches que íbamos a estar en l’Aveyron. A parte de visitar el pueblo y su castillo, desde allí hicimos varias excursiones que más adelante detallo.
Como alojamiento optamos por alquilar una casa rural que formaba parte de la red de Gîtes de France. Estos establecimientos son una gran opción al hotel. La que elegimos estaba justo en medio de la población, con vistas al río Aveyron. Un emplazamiento privilegiado para observar el pueblo, sobre todo cuando anochece. Para ver el link al establecimiento haz click aquí.
Belcastel está considerado uno de los pueblos más bonito de Francia. Una población medieval totalmente restaurada coronada por un castillo. Su estado de conservación se debe a Fernand Pouillon. En 1970 llega a Belcastel y se queda encantado por este enclave. Después de adquirir el castillo empieza su reconstrucción, y una vez acabada también la del pueblo. Gracias al cuidado que se puso en mantener la arquitectura original, hoy puedes pasear por Belcastel y sentirte transportado a la Edad Media.
Qué hacer en Belcastel
Pasea tranquilamente por sus callejuelas. Observa sus bonitas casas, construidas en piedra y pizarra. Si lo haces en primavera, te encontrarás con una población salpicada por parterres con narcisos en flor.
Cruza el río Aveyron por el Pont Vieux, construido en el siglo XV, y entra en la iglesia de Sainte Marie-Madeleine. También puedes contratar una visita guiada en la oficina de turismo. Abren del 1 de Abril al 31 de Octubre. Consulta los horarios aquí.
Si lo encuentras abierto, la visita al castillo no te decepcionará. Una construcción con más de 1.000 años que además alberga una colección de arte repartida por sus salas y una exposición de armaduras. Abren desde el 1 de Abril hasta finales de Noviembre (según la climatología del año), de 10:00 a 19:00 horas.
En cuanto a gastronomía, en Belcastel hay varios restaurantes. Pero durante nuestra estancia sólo encontramos uno de ellos abierto. El Restaurant du Vieux Pont, con una estrella Michelín. Aunque no soy muy fan de estos establecimientos, no puedo dejar de recomendarlo. Además de la carta, a mediodía tienen menús a partir de 32 Euros y por la noche a partir de 62 Euros. Para saber más sobre su oferta gastronómica haz click aquí.
L’Aubrac
Aproximadamente a 1 hora y 20 minutos de Belcastel se encuentra la región del Aubrac. En ciertas zonas del Aubrac los pastos de vivo color verde y las pequeñas colinas dan paso a un terreno pedregoso. También a una zona de montaña con pistas de ski y senderos para practicar el ski de fondo. Es una tierra más salvaje, menos poblada, con un clima más duro que el resto del Aveyron.
Una de sus poblaciones más conocidas es Laguiole. Famosa por sus cuchillos, se pueden ver prácticamente en todas las tiendas. Además de pasear por sus calles, vale la pena subir los callejones hasta la iglesia. No tanto por la construcción, de la que no hay mucho que resaltar, sino por las vistas del mirador. Ese día, en la parte más alta de Laguiole pegaba bastante el viento, y mientras hacíamos fotos desde el mirador empezaba a nevar. Al bajar hacia el coche decidimos parar a tomar una bebida caliente antes de seguir nuestro camino. Pero en la terraza, viendo los copos caer.
Seguimos la ruta por esta región desierta; son contados los coches que nos cruzamos en el camino. Sigue nevando mientras ascendemos la carretera por un puerto de montaña y dejamos atrás la Estación de Ski de Laguiole, que en esta época se ve cerrada. Aunque sólo sea por recorrer este camino de montaña, ya vale la pena llegar hasta Aubrac.
En la población de Aubrac, que también da nombre a la región, nos encontramos con «La Dômerie», un antiguo refugio hospital para los peregrinos que realizaban el camino hacia Santiago de Compostela. Ese día todo el pueblo estaba cerrado. No se veía un alma. Pero era interesante estar allí, completamente sólos, viendo el complejo de piedra rodeado de ese paisaje un tanto desolado.
Conques
Uno de los pueblos más conocidos del Aveyron es Conques. Importante enclave en la edad media, en Conques encontramos un magnífico ejemplo del arte románico francés. En la época era un punto estratégico en el peregrinaje hacia Santiago de Compostela. Y si hoy recorres sus calles también encuentras peregrinos. En nuestro paseo por las calles de Conques conocimos a dos de ellos. Llevaban días en el camino, y se paraban a conversar con la gente que se iban encontrando. Nos explicaron que teníamos suerte de ver Conques en esa época del año, pues comentaban que en verano es casi imposible caminar por sus calles. Tenían las llaves de la pequeña Chapelle de Saint Roch, que según ellos se abre al público sólo una vez al año. Los acompañamos a hacer la visita, y a medida que avanzábamos varias personas se unieron a nosotros.
Además de sus calles perfectamente conservadas, el monumento estrella de Conques es la iglesia abacial de Sainte-Foy, una obra maestra del arte románico. Su construcción data de los siglos XI-XII, momento de mayor apogeo del conjunto. Después de sufrir varias visicitudes, entre ellas un incendio, hoy encontramos la iglesia totalmente restaurada. Si quieres saber más sobre su historia, arquitectura y estructura, puedes hacerlo aquí. La iglesia abacial abre cada día de 08:00 a 20:00 horas.
Najac
Najac forma parte del conjunto de «pueblos colgados» o bastides del Rouergue (antiguo nombre de l’Aveyron). La población se levanta sobre la cresta de una montaña, estructurada a lo largo de una sola calle principal y coronada por un imponente castillo.
Lo primero que nos encontramos al entrar a Najac es la Place du Faubourg, cuya forma nos llega de los siglos XIII y XIV, cuando empezó a acoger los mercados. Al sur de la plaza, alineadas, nos encontramos con varias casas del siglo XV y XVI con cubiertas para proteger las mercancías.
Si recorres la calle principal de Najac observarás lo bien que han mantenido la conservación del pueblo. Al llegar a la Chapelle Saint-Barthélemy la calle se bifurca, siguiendo un recorrido circular que pasa por la iglesia de Saint Jean, y por la fortaleza. Vale la pena visitar ambas construcciones. Por su estructura y sus vistas sobre Najac no puedes perderte el entrar al castillo: la Fortresse Royale. Abre cada día del 31 de Marzo al 4 de Noviembre (10:30 – 13:00 y de 15:00 – 17:30)
Una última curiosidad antes de partir
El día que dejábamos la casa había que madrugar bastante. Nos habíamos ido a dormir tarde, pero además a primera hora teníamos a parte del pueblo debajo de nuestro balcón asando carne y dándole al vinillo. Desde las 07:00 de la mañana! Sentíamos curiosidad. Cuando preguntamos por la fiesta a la dueña de la casa, nos explicó que muchos domingos había cazadores que traían la presa para asarla en medio de Belcastel, en una especie de fuego a tierra que quizá se había construido en la edad media. La gente iba pasando, probaba el asado, bebía una copa y charlaba. No podía dejar de pensar que esa costumbre quizá venía de antiguo, o no. La cuestión es que sí pensé en lo diferente que debía ser vivir en un pueblo tan pequeño, un poco alejado de todo, quizá con un pie en otra época. Sea como sea, si visitáis el Aveyron, os recomiendo que paséis unas noches en la tranquilidad de Belcastel.
Me ha gustado mucho tu post A pesar de ser español, siempre he sentido una gran devoción por Francia, tal vez debido a la literatura y a mi breve estancia en París hace unos años, que me hizo enamorarme todavía más. En consecuencia, no puedo evitar sentir cierta envidia por las vistas que nos muestras en las fotos. Ojalá algún día puede caminar por esos maravillosos pueblos.
Un abrazo.
Muchas gracias por tu comentario 🙂 . La verdad es que es un país con muchísimos lugares interesantes a visitar. París sin duda es uno de ellos!