Islandia (II) – Excursiones desde Reykjavík

Vík - Islandia
Vík – Islandia

Después de unos días por el norte islandés (Agosto 2013 – ver entrada) volvíamos otra vez a la zona de Reykjavík, con la ciudad como base para nuestras excursiones diarias. Tengo que decir que echamos de menos nuestra cabañita en el norte, porque el alojamiento en las afueras no es que fuera muy bucólico que digamos. Pero para los estándares de la isla el hotel era pasable (las habitaciones tenían baño propio, y en Islandia la mitad de las veces no es así) y el centro de la capital nos quedaba a unos 10 minutos en coche. Aquí dejo el enlace: http://www.arcticcomforthotel.is/

Hotel en Reykjavík
Vistas desde el hotel en Reikjavík
Vistas desde el hotel en Reikjavík

A parte de poder dedicar un día a visitar la ciudad, la ventaja de alojarse en Reykjavík es que cada tarde-noche podíamos deambular un poco por sus calles, probar la comida local y tomar unas cervezas en alguno de los bares del centro. Como estábamos cansados del viaje, la primera noche sólo caminamos un poco por Laugavegur (una de las arterias principales de la ciudad) y cenamos en un italiano bastante decente, en un ambiente agradable y tranquilo. Aquí dejo el link: http://www.tripadvisor.co.uk/Restaurant_Review-g189970-d5496441-Reviews-Pommodorro_rosso_restaurant_Reykjavik-Reykjavik_Capital_Region.html

Laugavegur es la avenida comercial más antigua de Reykjavík, y todavía mantiene ese aire tradicional que le confieren algunas de sus casas. Es la calle de la isla donde se pueden encontrar las tiendas más exclusivas, además de restaurantes, bares y night clubs. Cuando llegamos las tiendas ya estaban todas cerradas, pero todavía había turistas super abrigados paseando y mirando escaparates.

Laugavegur - Reykjavík
Laugavegur – Reykjavík

El día siguiente ibámos a dedicarlo a visitar el famoso Golden Circle, con diferencia la excursión más popular en la isla. Suponía que era porque también es el punto de interés más accesible desde Reykjavík, pero la verdad es que no decepciona. Sigo quedándome con los paisajes que vimos en el norte, aunque los lugares que visitaríamos en los días siguientes hacían difícil decantarse por una zona en concreto. A continuación adjunto un mapa de la ruta que hicimos ese día.

Golden-circle-in-Iceland
Aunque paramos por el camino en busca de un café calentito y para admirar el paisaje junto al lago Þingvallavatn (el más grande de Islandia), nuestro primer destino era Þingvellir. Fue el primer Parque Nacional islandés, y aquí se conmemora tanto la formación natural como política de Islandia. En este punto exactamente convergen la placa tectónica euroasiática y la norteamericana, lo que junto a la belleza del paisaje lo hacen un lugar muy especial. Además, Þingvellir fue testigo de los acontecimientos políticos islandeses más importantes durante varios cientos de años. En el año 930, el Alþingi, una de las instituciones parlamentarias más antiguas del mundo, se fundó aquí.

Lago Þingvallavatn – Carretera Golden Circle
Þingvellir
Þingvellir
Þingvellir

En nuestra visita a Þingvellir tuvimos la suerte de encontrar a muy poca gente recorriendo el parque. Llovizneaba un poco, pero como dice un dicho islandés, «Si no te gusta el tiempo, espera 5 minutos». Así que cuando empezó a llover demasiado como para estar a la intemperie, buscamos cobijo en una pequeña iglesia y esperamos un poco a que volviera a cambiar el tiempo. Esta iglesia fue construida en 1859 en el lugar original donde estaba la antigua, construida en el 1000 d.C con la adopción del cristianismo. Más tarde, junto a ella se levantó la residencia de verano del primer ministro islandés.

Þingvellir

Nuestro siguiente destino era Geysir, donde íbamos a poder contemplar el Strokkur, uno de los géisers más famosos de Islandia. Llegábamos un poco decepcionados porque habíamos leído en una guía que el Gran Geysir prácticamente nunca entraba en erupción debido al maltrato que se le había dado a principios del siglo XX (a algún lumbreras se le ocurrió tirar jabón y otros productos químicos para forzar las erupciones). Pero no contábamos con que a su lado estaba el Strokkur, que sí entra en erupción cada cinco minutos aproximadamente. La altura del agua puede llegar de los 20 a los 40 metros de altura y para quién nunca ha visto un géiser en erupción (como era el caso), la verdad es que es realmente impresionante, vaya, que te quedas embobado. Es algo que no te puedes perder.

Geysir
Geysir
Geysir
Geysir

Realmente se nota que este recorrido es uno de los más turísticos de la isla. En Geysir hay un pequeño centro comercial donde puedes encontrar todo tipo de souvenirs islandeses, ropa de abrigo, restaurante, cafetería y un hotel. La verdad es que hay que reconocer que en la tienda tenían cosas realmente bonitas (no pudimos irnos con las manos vacías), y aunque te guste huir de cualquier impulso consumista cuando estás en un sitio así, vale la pena echar un vistazo.

Después de tomar algún tentempié, seguíamos camino hacia Gullfoss, una de las cataratas más famosas y visitadas de Islandia. El agua que cae por su doble cascada (32 metros) va a parar a un escarpado cañón cuyas paredes alcanzan en alguno de sus puntos hasta 70 metros de altura. Si sale el sol mientras estás en la cascada tendrás la suerte de ver el arcoiris que se forma sobre la espuma del agua.

Gullfoss
Gullfoss

Mientras caminas hacia Gullfoss se puede ver el panorama desde diversas perspectivas. Además es posible acercarse muchísimo a la catarata, la vista y el agua cayendo alrededor es espectacular. Aquí vale la pena detenerse a disfrutar de la fina lluvia que ocasionan el viento y el agua al caer. Hay también un mirador instalado un poco más arriba, desde donde se puede contemplar la escena desde la cima. En definitiva, una visita imprescindible.

Gullfoss
Gullfoss
Gullfoss

Después de ver la catarata volvíamos ya hacia Reykjavík. Por un despiste con el GPS y el mapa nos equivocamos de carretera y fuimos a parar a un camino de tierra que se perdía en la distancia. Nos hubiera gustado seguirlo, adentrarnos en las vastas tierras despobladas del centro de la isla. Pero ni el tipo de coche que llevábamos ni el tiempo disponible lo hubiera permitido. Lo dejamos para el próximo viaje por estas tierras.

Esa noche en Reykjavík fuimos a un restaurante de tapas, entendido a la islandesa. Estaba en la zona del puerto, que en sí no tiene mucho de especial, pero sí es muy recomendable adentrarse por las calles adyacentes a éste. Hay casas típicas de la isla, algunas un poco dejadas, algo decandentes. En cuanto al restaurante, la decoración interior era bonita y se estaba muy cómodo, pero la comida, sin ser horrorosa, sólo llegaba a ser pasable. No dejo el link porque el sitio ha cambiado de nombre y supongo que también de cocina. Pero en la zona hay varios establecimientos, algunos con terraza y el interior muy bien decorado. Así que vale la pena dejarse caer alguna noche por allí.

Reykjavík - Cerca del puerto
Reykjavík – Cerca del puerto
Reykjavík – Cerca del puerto
Reykjavík – Puerto

A la mañana siguiente íbamos a seguir el Ring Road por el sur, hasta la playa de Vík. Es una ruta que tiene 186 Km hasta destino, que sin paradas son aproximadamente unas 3 horas. Así, lo planteamos como una excursión tranquila de todo un día. Sólo salir de Reykjavík  se encuentran unos increíbles campos de lava que te acompañan durante casi una hora de camino. Es uno de los trayectos más bonitos de los que hicimos por el Ring Road. Desde la carretera también se puede vislumbrar el famoso Eyjafjallajökull, que tanto dio que hablar en Abril de 2010.

Vistas del Eyjafjallajökull

El primer destino era Seljalandsfoss, famosa por su belleza y también, por la cueva que permite pasar por detrás de la cascada.  Así, se pueden tomar fotografías desde multitud de ángulos. El agua cae desde una altura de 60 metros, y la llovizna se deja notar desde lejos. Cuando pases bajo la cascada el terreno está muy resbaladizo, cuidado con las cámaras. 

Seljalandsfoss
Seljalandsfoss
Seljalandsfoss
Seljalandsfoss
Seljalandsfoss

La siguiente parada iba a ser en la maravillosa Skógafoss, de la que se dice, y con razón, que es una de las cataratas más bonitas de Islandia. Con una caída de agua de 60 metros y un ancho de 25 metros, Skógafoss tiene una característica forma rectangular. Es posible acercarse muchísimo y además se ha construido una estructura sobre la catarata para verla desde arriba. Una vez en la cima hay una pasarela de hierro que deja ver el vacío, la caída y el comienzo del salto de agua. Perfecta para contemplar el paisaje circundante. ¡Impresionante!

Skógafoss
Skógafoss
Skógafoss – Vistas desde arriba
Skógafoss – Vistas desde arriba

Igual que en Seljalandsfoss, aquí también hay un puesto de comida (hamburguesas, hot dogs, etc…). Se nota que la proximidad a Reykjavík hace de toda esta región una de las más turísticas de la isla. En Skógafoss además la gente suele acampar, a parte de por el paisaje porque también hay instalaciones gratuitas para cocinar, baños y duchas. Así, antes de seguir nuestro camino compramos algo en el food truck y seguimos contemplando la catarata desde las mesas de picnic habilitadas. Por momentos llovizneó un poco y tuvimos la suerte de ver el arcoiris sobre el agua. Aquí dejo una imagen.

Skógafoss

Y por último llegamos a Vík, conocida sobre todo por esa imagen de arena y rocas puntiagudas al fondo. No exagero si digo que fue una de las playas más bonitas que había visto nunca. Si no piensas en bañarte, claro 🙂 La arena de la playa es totalmente negra, contrastando profundamente con todo el verde de las montañas y la tierra que la rodea. Y la luz que había en ese momento, vaya, el sol, que no siempre se puede ver en Islandia, ayudaba a resaltar todos los detalles.

Vík
Vík
Vík
Vík

El pueblo, Vík í Mýrdal , era el típico islandés. Había una especie de fábricas al fondo de la bahía y algún que otro edificio que contrastaba con las casas más antiguas de la población. A su manera era bonito, sobre todo la calle que llevaba hasta al camino a la playa, con sus casas y tiendas típicas. Durante el paseo hacia la playa, también nos sorprendieron algunos vehículos antiguos y barcos anfibios, como algo fuera de lugar. Así que no pudimos evitar entretenernos a echar un vistazo.

Vík
Vík

Esa noche volvíamos a probar un restaurante de tapas en el centro. En este caso no eran tapas a la islandesa sino a la española, aunque la realidad distaba mucho de ese nombre. El problema no sé si estaba en el cocinero o en los ingredientes, pero a parte de las olivas, los sabores de los platillos que pedimos no tenían mucho que ver con nuestras tapas. De todas maneras la comida no estaba mal. El ambiente en el restaurante era distendido y la decoración imitaba bastante bien a una taberna. Aquí dejo el link: http://www.tapas.is/en/

La mañana siguiente la dedicamos a hacer turismo por Reykjavík. Empezamos comprando algunos souvenirs y regalos que queríamos llevarnos en las bonitas tiendas alrededor de la plaza Ingolfstorg. Después tomando café, haciendo tiempo hasta que parara de llover. Por suerte, durante los días en los que fuimos en coche y haciendo excursiones no había llovido así, si no, ni con chubasqueros. Pero como el tiempo en Islandia cambia tan rápido, sólo nos hizo falta esperar.

Reykjavík – Plaza Ingolfstorg

Otro punto interesante de la ciudad es el lago que hay en medio de Reykjavík, el Lago Tjörnin. Aquí viven más de cuarenta especies de aves. Se congela en invierno, y parte de él se destina al patinaje sobre hielo, pero otra parte del lago es mantenida caliente artificialmente mediante aguas termales. Así pueden seguir viviendo en el lago ocas, cisnes y patos.

Lago Tjörnin – Reykjavík
Lago Tjörnin – Reykjavík

No diría que las iglesias de Reykjavík son bonitas, pero vale la pena verlas por lo singulares que son. Aunque buscábamos la famosa Hallgrimskirkja, primero llegamos a la Basilika Krists Konungs, la catedral católica de Islandia. Consagrada en 1929, en su momento fue la iglesia más grande de de la isla.

Basilika Krists Konungs – Reykjavík

En cuanto a la iglesia de Hallgrimskirkja, es un punto de referencia en Reykjavík, ya que puede verse desde cualquier lugar de la ciudad. Y la verdad es que es curiosa. También el interior. Fue diseñada por Guðjón Samuel en 1937, dicen que inspirándose en la forma que cogía la lava al transformarse en basalto. La construcción completa acabó en 1986, año en que fue consagrada.

Hallgrimskirkja – Reykjavík
Hallgrimskirkja – Reykjavík
Hallgrimskirkja – Reykjavík

Después de recorrer algunas calles más de la ciudad volvíamos al hotel, a comer algo y a descansar antes de preparar las maletas. A las dos de la mañana del día siguiente cogíamos el vuelo de vuelta. Realmente no resultó ser una mala hora, porque como no habíamos dejado el coche de alquiler podíamos aprovechar para hacer una última visita antes de dejar la isla. Al Blue Lagoon (o Blaá Lónid). Y es que incluso con un pie ya dentro del avión Islandia no deja de sorprenderte. Esta vez, por temas logísticos, no hubo baño en la laguna, pero en la próxima visita no me lo quiero perder. El balneario geotermal está en el campo de lava más joven del oeste de la isla, y se nutre del agua de una central geotérmica cercana. El resultado de la roca negra y ese agua azul blanquecino es un paisaje de otro planeta. Aquí dejo el enlace a la página web oficial. Pero si tampoco tenéis tiempo de remojaros en la laguna no os preocupéis, porque hay un pequeño circuito fuera del balneario para que puedas pasear por la zona y admirar esa combinación de colores fantástica.

Blue Lagoon
Blue Lagoon

Y no podíamos despedirnos mejor de la isla. Como teníamos tiempo de sobra de ir a cenar antes del vuelo, decidimos probar suerte en el primer pueblo que hubiera cerca de la laguna, Grindavik. Un pueblo que sorprendía por sus casas sobre la roca negra. En algunas construcciones la roca volcánica parecía trepar por la pared. Aquí encontramos un restaurante todo de madera, el Salthúsið. Fue una buena despedida, comida islandesa y ambiente confortable. Hablando sobre el viaje y sobre que… había que volver!!!

 

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