Para bajar desde la costa norte de Oregón hacia San Francisco podríamos haber cogido la Interestatal 5 y ahorrarnos más de dos horas de viaje. Pero preferimos coger un camino más lento pero también mucho más interesante. Cruzando por el desierto de Oregón.
La despedida
Esa mañana ya nos despedíamos de Cannon Beach (si quieres saber más sobre Cannon Beach y alrededores haz click aquí). Habían sido unos días muy agradables en ese punto de la costa del Pacífico. Pero antes de irnos la naturaleza nos deparaba otra sorpresa. Un cervatillo que habíamos vislumbrado un día antes esta vez sí se había atrevido a visitarnos en el jardín. Una liebre parecía haberse puesto de acuerdo y poco después hacía acto de presencia. Ya teníamos Disney en la casa 🙂
La vuelta hacia San Francisco la hicimos en un par de días. El primer día fueron unas 8 horas de coche, parando a dormir en un pequeño pueblo que nos sorprendió gratamente, Dunsmuir. A la mañana siguiente recorrimos 4 horas más hasta llegar a San Francisco. A continuación adjunto el mapa con la ruta.
Alrededores de Portland
El camino hacia Portland ya lo habíamos hecho antes, pero no dejaban de maravillarme los enormes bosques que flanqueaban la carretera hasta la ciudad. Como la naturaleza aquí está tan presente, los conductores no se deben extrañar cuando los animales cruzan en medio del tráfico. Pero a mí me llamó poderosamente la atención. Nunca había tenido ocasión de ver a tres cervatillos juntos cruzar la carretera en fila. En la imagen siguiente podéis ver al último de ellos, antes de internarse en la maleza.
Igual que en California, aquí también nos encontramos varios carteles con la figura del Bigfoot / Sasquatch. En la imagen siguiente podéis ver uno de ellos. Estaba en una gasolinera en la que paramos poco después de pasar Portland.
Antes de adentrarnos en el desierto pasamos muy cerca de Mount Hood (3.424 metros), que con su nieve perpetua en la cima iba contrastando con el paisaje, cada vez más seco.
La reserva india de Warm Springs
Entrando en la reserva india de Warm Springs ya sí estábamos en pleno alto desierto de Oregon (High Desert) . Llamaban sobre todo la atención las montañas, con formaciones rocosas, cubiertas de escasa vegetación.
Perros de la Pradera
El punto más bonito del desierto fue sin duda en Peter Skene Ogden Viewpoint. Con una pequeña zona de picnic, paramos a tomar unos sandwiches que llevábamos preparados en el coche y a contemplar las vistas desde lo alto del puente. Pero quizá lo más curioso de esta parada fue ver de cerca a los pequeños perros de la pradera. Mientras estábamos en las mesas de picnic, decenas de estos animalitos se movían a nuestro alrededor.
Siguiendo nuestro camino hacia el sur nos adentrábamos en zonas cada vez más pintorescas. Me alegré de que nuestro alojamiento de esa noche estuviera en un pequeño pueblo de California que prometía, ya que la verdad, durante un par de horas de camino el aspecto de los pueblos no invitaba a quedarse.
Una carretera recta, recta, recta
Dejábamos el desierto y la carretera se convertía en una interminable línea recta rodeada de pinos. En parte de Oregon pero sobre todo de California, un extenso tramo de la Highway 97 se hace bastante monótono. Si conducís aquí, veréis que a veces puedes estar más de 20 minutos sin mover el volante. La carretera es tan rectilínea que no hace falta. Justo en la imagen que tengo hay una pequeña curva 🙂 Pero igualmente la adjunto para que os podáis hacer una idea del paisaje.
Como anotación – Por el camino encontraréis varios sitios donde parar a hacer un café o lo que queráis. Lo necesitaréis.
Cuando faltaba aproximadamente 1 hora para llegar a Dunsmuir, donde íbamos a pasar la noche, el paisaje volvía a ser atractivo. Empezábamos a rodear el Mount Shasta, un volcán potencialmente activo con nieve perpetua en la cima. Sus 4.322 metros hacen que el volcán, en un día claro como el que teníamos, sea visible desde grandes distancias.
Un pueblo muy auténtico
Y por fin llegábamos a Dunsmuir, diría que uno de los pueblos con más caracter del viaje. En cierta manera me recordó a un escenario de película de los 60.
Después de 8 horas de viaje comiendo ligero para evitar la soñolencia, estábamos reventados y muertos de hambre. Entramos al motel y después del papeleo, preguntamos dónde nos recomendaban ir a cenar. Así, dejamos las maletas en la habitación y nos dirigimos sin demora hacia el Dunsmuir Brewery Works, un pub con terraza ubicado muy cerca de allí. Como apunte comentar que el motel estaba impecable, era amplio, con una buena situación muy cerca del centro, y la atención al llegar fue excelente. Muy buena calidad-precio.
Aquí dejo los links a los establecimientos:
Motel – Dunsmuir Inn & Suites
Pub – Dunsmuir Brewery Works
Tengo que decir que de los restaurantes a los que fuimos a parar en este road trip, este sin duda fue el mejor. No tanto por la comida, sino por las montañas al fondo, por la gente, el ambiente, la música en directo. Muy auténtico. Había un turismo local, algunas mesas con lo que parecían ser pescadores de río (alguno llevaba hasta el sombrero de pescador puesto), alguna familia, grupos de amigos. Si pasáis por esta encantadora población sin duda lo recomiendo!
Siguiente parada: San Francisco