
Al este de las laderas de Sierra Madre todavía puede vislumbrarse lo que una vez fue Bodie, un pueblo fantasma minero declarado Parque Histórico Nacional. Es un lugar que se ha preservado, pero aquí no se han llevado a cabo obras de restauración, no se han abierto tiendas turísticas en sus antiguas casas de madera. Por eso pasear por Bodie es pasear por un verdadero ghost town del Oeste americano. En su momento álgido, Bodie era diez veces mayor respecto a lo puede verse a día de hoy, tenía 10.000 habitantes con un incesante ir y venir, minas y molinos que estaban en funcionamiento durante las 24 horas del día. El crecimiento del enclave fue muy rápido, pero su final también.



W.S Bodie descubrió la primera mina de oro en 1859. Un año más tarde, en 1860, se creaba el Distrito Minero de Bodie. Y en 1861 se descubría la “Bunker Hill Mine”, la que sería la mina más segura y rentable de todas las encontradas en la zona. El proceso de trabajar las minas y extraer el oro era realmente costoso. Es por esa razón que en 1863 se crea la primera corporación minera: varios propietarios se juntaban para financiar el trabajo en las minas y para atraer inversiones de capital.



A mediados de los 1860’s Bodie era todavía más una explotación minera que realmente un pueblo. Prácticamente casi toda la población estaba compuesta por hombres, casi todos ellos mineros. No había tiendas, ni restaurantes, ni vestigios de una sociedad organizada. Los colonos viajaban a Monoville y a Aurora, dos pueblos cercanos, a por provisiones. Según las crónicas de algunos de los primeros habitantes de Bodie, la primera mujer en establecerse realmente en el pueblo fue Elizabeth Anne Bulter Kernohan. Los Kernohan fueron la primera familia de colonos en establecerse en Bodie y su hijo fue el primero en nacer en la comunidad minera.



En el “Great Register of Mono County” se constata la afluencia de nuevos colonos que empezaron a llegar a Bodie a partir de 1877. Se generalizó la llegada de mujeres, y ya no sólo se registra la profesión minero, sino que en la documentación, al lado de algunos nombres se empieza a leer tabernero, carpintero, conductor de vagoneta, herrero, barbero, e incluso músico. Con esta nueva explosión de población empieza la demanda de casas, una sociedad organizada y se conecta a Bodie con el resto de mundo: en 1877 se abría la oficina de correos, se instalaba el telégrafo, aparecía el periódico del pueblo y un banco. El primer mensaje telegráfico se envió al pueblo de Genoa, en Nevada, y decía así: “Bodie envía saludos y proclama al mundo minero que sus minas de oro son las más maravillosas que se han descubierto hasta el momento”.



Hacia 1879 Bodie ya tenía una población aproximada de 8.500 personas y más de 2.000 edificios. Más de 60 “Saloons” (tabernas) se levantaban a lo largo de sus calles, y los tiroteos, atracos y las peleas callejeras eran algo habitual: Bodie era uno de esos pueblos conocidos como una “ciudad sin ley”.



El colectivo chino también estuvo presente en esta comunidad, dedicados sobre todo al transporte de madera desde los aserraderos que había a lo largo de las laderas de Sierra Madre. Con una población de varios cientos de personas, la comunidad china creó un pueblo dentro del propio pueblo, ya que en aquel momento no eran bienvenidos entre la población de origen europeo. Asentados a lo largo de King Street, Chinatown tenía sus propias tiendas, lavanderías, casas de huéspedes, tabernas e incluso un templo taoista.


Como pasa en todos los pueblos mineros, cuando el mineral se acaba el pueblo desaparece también. Y es lo que pasó en Bodie. Hacia 1881 el mineral empezaba a escasear, y en 1886 la población ya se había reducido aproximadamente a 1.500 personas. La introducción de la extracción del oro por el proceso de cianuro en los 1890’s y la llegada de la electricidad trajeron nueva prosperidad a Bodie. Pero la alegría duró poco. Un incendio en 1932 sólo dejó en pie el 10% del pueblo. En los 1940’s Bodie ya se había convertido en un verdadero pueblo fantasma, intacto desde que sus últimos habitantes lo abandonaran para buscar fortuna en otro lugar.
BIBLIOGRAFÍA
SPRAGUE, Marguerite. Bodie’s gold: tall tales and true history from a California mining town. Reno: University of Nevada Press, 2005. 264 Páginas.
www.bodie.com
¡Qué genial e interesante!
[…] look que el turista espera ver en un pueblo del oeste americano. No tiene nada que ver con Bodie, del que hablaba en una entrada anterior, pues en este no se han hecho cambios en las construcciones respecto a cómo se dejaron. Entre […]