En nuestra visita a Escocia en 2008, casi se podría decir que acabamos en la región de Wester Ross por accidente; la lluvia nos había obligado a cambiar nuestros planes de llegar hasta Stromness, en las Islas Orkney. Llevábamos casi cuatro días con la lluvia cayendo intermitentemente, y aunque ya nos habíamos encargado de equiparnos con unos buenos chubasqueros, decidimos dejar la visita a las islas norteñas para otra ocasión. Mientras tomábamos un sandwich en una terraza junto al Lago Ness, decidimos llegar hasta el Wester Ross, y más concretamente a Shieldaig. Había leido que Shieldaig era una pequeña localidad costera donde muy a menudo se podía ver a colonias de focas tomando el sol en la orilla. Y esa fue una razón suficiente para llegar hasta allí.
Situada en el Noroeste de las Highlands escocesas, la región de Wester Ross es una zona bastante alejada de los circuitos turísticos más típicos de Escocia. Una razón añadida para ir a parar allí. Es un paisaje inhóspito, con montañas algo agrestes y escarpadas, una imagen algo alejada de las suave colinas verdes escocesas. Su baja densidad de población ofrece carreteras casi desiertas, en las que a veces tardas en tener que utilizar los “passing place” de estos caminos de un solo sentido de las Highlands. En resumen, el Wester Ross ofrece paisajes espectaculares. Muchos de sus visitantes coinciden en que es una zona algo extraña, con una atmósfera inusual.
Después de unas dos horas cruzando el Wester Ross desde Inverness, llegamos a Shieldaig. Nos sorprendió lo pequeño que era el pueblo, pues esperábamos encontrarnos una localidad de costa algo más grande y animada. Quizá sea esa una de las virtudes de cambiar de destino a última hora. No sabes lo que te vas a encontrar. Pero la verdad es que una vez alojados cómodamente en el hotel me alegré de haber acabado allí. Miraba por la ventana y observaba la bahía con el mar en calma, escuchando a las gaviotas graznar a través de la ventana entreabierta. Shieldaig era algo así como un pueblo “perdido” y apartado del mundo que se componía de unas pocas casas, un par o tres de B&B y el magnífico hotelito en el que habíamos tenido la suerte de poder alojarnos – www.tighaneilean.co.uk
Shieldaig nace como tal en el año 1800. La idea de establecer aquí un pueblo era atraer a algunas familias para que se dedicaran a la pesca como forma de vida. Otro de los propósitos de su nacimiento fue el de entrenar a algunos de los marineros que deberían luchar contra Napoleón. Pero finalmente Napoleón fue derrotado en Waterloo y los marineros nunca fueron llamados a la batalla. Hoy Shieldaig es un pueblo dedicado sobre todo a la pesca de langostinos y mejillones. Las casas originales de la época todavía existen, y a ellas se han unido una pocas más, respetando todas ellas la arquitectura de la zona. Las comunicaciones, que con los años han ido mejorando, han abierto las puertas al turismo, pero de todas maneras la población en la zona sigue cayendo. En este momento Shieldaig sólo cuenta con 85 habitantes que vivan todo el año en el pueblo.
Shieldaig está considerado como uno de los pueblos más pintorescos de Escocia. El pueblo en sí mismo es una alineación de casas de un blanco nuclear que miran al mar. Como comentaba anteriormente, a parte de sus casas habitadas, hay un par o tres de B&B, el hotel, una tienda y como no podía faltar, el pub del pueblo: Shieldaig Bar & Coastal Kitchen. El pub es de visita obligada. Sirven pescado y todo tipo de comida típica de la zona, y además algunas noches amenizan la velada con música en directo. La primera noche que pasamos allí tuvimos la suerte de topar con una actuación de un grupo de música celta. Great! Como punto negativo del viaje: no conseguimos ver ni una foca…