Hoy el Mar de Aral es en realidad un inmenso lago que se reparte entre Kazakhstan (en el norte) y Uzbekistan (en el sur). Su nivel y extensión son determinados por el caudal de dos grandes ríos de Asía Central, el Amudarya y el Syrdarya, y por las crecientes necesitades antropogénicas que se han ido incrementando a lo largo de todo el siglo XX. En los últimos 30 años el Aral se ha ido reduciendo hasta perder un 60% de sus aguas, convirtiendo lo que habían sido prósperas ciudades costeras en pueblos olvidados en medio del desierto. A parte de la pérdida de agua en lo que al terreno respecta, el consiguiente aumento de la salinidad ha afectado enormemente a su población de peces.
Ejemplo de esos pueblos costeros es Moynaq. Antes un próspero centro pesquero y turístico, ahora yace en medio del desierto, a más de 100 km. del mar. Huellas de su pasado marinero son los cascos oxidados de los barcos o un paseo marítimo cuyas vistas dan a un inmenso desierto.
Hay un plan de rescate para recuperar el norte del Mar de Aral. Lanzado en 2001 por el presidente de Kazakhstan y el Banco Mundial, en 2005 de acabó de construir un pantano, el Kok-Aral, que ayudaría a abastecerse al Aral con las aguas del Syrdarya. Y por lo que parece está funcionando.
Imágenes de la Nasa que muestran el encogimiento del Mar de Aral
Artículo en el New York Times sobre la recuperación del Aral