Después de nuestra primera visita a Islandia nos habíamos quedado con unas ganas tremendas de volver. Tres años después, aterrizábamos otra vez en el aeropuerto de Reykjavík para recorrer esos parajes maravillosos de la isla de hielo y fuego.
Si en nuestra estancia anterior nos habíamos centrado en ver el noreste i el suroeste de la isla, en esta ocasión un objetivo seguro iba a ser cruzar el centro de Islandia en 4×4. Si visitas por segunda vez la isla o vas a pasar en ella bastantes días, es algo que recomiendo hacer encarecidamente.
Antes de embarcarte a cruzar por el interior, has de tener en cuenta que en el centro de Islandia no hay absolutamente nada. Y aunque cada vez más gente cruza la isla por las Highlands, si tienes cualquier problema mecánico estás a unas horas de camino de cualquier sitio. Tampoco hay gasolineras. Asegúrate de llevar bien lleno el depósito antes de comenzar la ruta. Y sobre todo, disfruta de ese fantástico paisaje solitario!
¿Qué ruta escoger para cruzar por el centro?
Pues dependerá de tu expertise al volante de un 4×4. Como nuestra experiencia conduciendo un 4×4 era nula nosotros escogimos una ruta fácil, la llamada Ruta de Kjölur o F35. Su recorrido es de unos 200 Km., y se puede coger desde el norte, cerca de Varmahlíð y Blönduós, o desde el sur, en las famosas cataratas de Gullfoss.
Muchos tramos de la carretera están conformados por piedra y grava gruesa; el traqueteo es constante. Pero en general, el camino está en muy buenas condiciones. Aparte de tener que sortear algunos socavones no comportaba ninguna dificultad. Además he que añadir que en la F35 todos los cursos de agua que vas encontrando tienen un puente para poder sortearlos sin problema.
No había conducido nunca un 4×4, pero como había imaginado es realmente divertido. Si a esto le sumo el espacio maravilloso por el que estábamos circulando, la experiencia fue genial.
La carretera está abierta desde finales de Mayo o principios de Junio hasta el final del verano. Podéis comprobar el estado actualizado o incidencias de cada carretera islandesa aquí: https://safetravel.is/
En el siguiente mapa puedes ver los detalles de la Ruta de Kjölur o F35:
Otro camino para cruzar las Highlands es la F26 o Ruta de Sprengisandur. No puedo decir mucho porque no he circulado por ella (quizá algún día 😊). Por lo que he leído sólo está recomendada para conductores con experiencia vadeando ríos bastante profundos. Además no todos los 4×4 serían aptos para hacer la ruta. Deben ser coches con mucha altura. También se recomienda informarse sobre el estado de la carretera y dar aviso antes de cruzar. Para saber más sobre esta ruta puedes visitar el magnífico blog Islandia 24.
A continuación adjunto algunas imágenes tomadas por el camino:
¿Dónde alquilar el 4×4?
En el momento de alquilar el coche hay que tener en cuenta que los precios varían muchísimo de una agencia a otra. Además, los 4×4 que puedas encontrar relativamente económicos se acaban rápido. Con la proliferación cada vez más acusada del turismo en Islandia, si esperas al último momento es probable que te quedes sin todo terreno o que pagues una cifra astronómica por él.
Nosotros normalmente alquilamos los coches a través de Avis, pero en el caso de Islandia puedes optar por otras compañías más baratas. Esta vez es lo que hicimos. Como no quería coger un coche más económico pero que después nos diera problemas, estuve leyendo opiniones por la red y finalmente nos decantamos por Cars Iceland. En general el coche nos fue bien. Sólo tuvimos un pequeño percance en medio de las Highlands. En una de las paradas para ver el paisaje y tomar unas fotos, al subir al coche nos hizo amago de no arrancar. Un par de veces… Por suerte la cosa no fue a más y el resto de días el coche funcionó perfectamente.
¿Dónde dormir en medio de las Highlands?
Si eres una persona todoterreno que se dormiría encima de una roca, llevando provisiones puedes acampar en cualquier sitio. Pero si buscas algo de comodidad con unas bonitas vistas recomiendo Kerlingarfjöll Mountain Resort. Es un lugar perfecto donde hacer noche y desde el que realizar excursiones. Puedes llevar tu propia tienda de campaña y montarla en las zonas habilitadas o alquilar una cabaña. Nosotros decidimos alquilar una de sus pequeñas casitas y quedarnos dos noches para aprovechar nuestro paso por las Highlands.
Además de un lugar donde dormir, en Kerlingarfjöll encontrarás un pequeño bar restaurante que también funciona como lugar de reunión para los excursionistas. Para entrar hay que quitarse el calzado y dejarlo en la entrada. Como no suelo frecuentar muchos refugios de montaña esto me chocó un poco. Así, a última hora de la tarde, después de quitarte las botas y entrar al establecimiento, verás las mesas ocupadas con gente cenando, charlando, tomando cervezas, jugando a las cartas. En el bar también te darán información y mapas de las rutas que se pueden hacer desde el resort.
El restaurante no es de los sitios más baratos que puedas encontrar, pero una de las noches quisimos probar un plato típico y valió la pena. O al menos aquí cocinaban muy bien el Plokkfiskur. Cuando lo sirvieron tenía aspecto de una especie de lasaña. Pero este plato está hecho a base de patatas, cebolla y bacalao. Puedes ver la receta aquí
En el mismo edificio, debajo del restaurante, se encuentran las duchas. Ves preparado y llévate un bañador. En las duchas no hay separación con cortinas ni ningún tipo de pared. Tampoco tienes ningún colgador cerca para dejar la ropa. Me recordaban a unas duchas carcelarias de alguna película. Creo que con diferencia era lo peor del alojamiento. Pero quitando este detalle todo el resto estuvo bien.
Excursión a Hveradalir
Al día siguiente de llegar a Kerlingarfjöll decidimos visitar unas montañas con colores alucinantes: Hveradalir. Para llegar a la espectacular zona geotérmica de Hveradalir hay dos opciones. Subir en coche hasta un parking que se encuentra en la parte sur de la montaña llamada Keis, o hacer la ruta andando desde Kerlingarfjöll. Como íbamos a pasar el día entero aquí decidimos embarcarnos en la ruta andando.
Son unos 6 kilómetros de ida y otros 6 de vuelta. La vuelta se puede hacer por el mismo sitio o por la carretera de piedras que sube hasta el parking de Kleis. La verdad es que es una de las excursiones más bonitas que he hecho nunca. Y también una de las más agotadoras. El camino no tiene una gran dificultad, pero sí muchas pendientes de subidas y bajadas, algunas con nieve. Al acercarse a la zona geotérmica hay que ir con cuidado, ya que hay algún punto de caída al vacío sin ningún tipo de valla. El hecho de ir tan atento a no caer por alguna pendiente hace que el camino sea un poco más cansado. Pero vale muchísimo la pena.
Una vez llegues a Hveradalir, el valle de las aguas termales, te parecerá que has entrado en otro mundo. Uno donde la tierra tiene una gama de colores increíbles y numerosas solfataras se esparcen por el terreno.
Al caminar por la zona debes tener en cuenta que aquí no encontrarás carteles de advertencia o cuerdas marcando el camino. Sólo hay que tener un poco de cabeza y no tocar el agua que sale hirviendo.
Última parada: Gullfoss
La estancia en las Highlands se acababa. Después de pasar el día dedicado a Hveradalir, a la mañana siguiente dejábamos nuestra cabañita y seguíamos la ruta. Como habíamos cogido la F35 por el norte, nuestra última parada saliendo de las tierras altas iba a ser Gullfoss. Aunque ya habíamos visto las cataratas hacía unos 3 años, no se puede pasar por un lugar así sin parar. Al formar parte del llamado Golden Circle, una de las rutas más turísticas de Islandia, nos encontramos con mucha gente. Era finales de Julio, uno de los momentos en que la isla es más cálida. Quizá por eso el lugar estaba más concurrido que en nuestra visita anterior (finales de Agosto). De todas maneras, la belleza de las cataratas sigue ahí.
Así nos despedíamos de las Highlands. Nuestra siguiente parada iba a ser una gasolinera. La que se suponía estaba al final de la ruta había cerrado y salíamos de la F35 con el depósito prácticamente vacío…